Desde las últimas décadas la palabra estrés, ha sido utilizada para todo tipo de presión que puede llegar a sentir una persona; sin embargo, sentir estrés en algún momento de la vida es normal.
En el campo de la Biología, el estrés, es un estado normal del cuerpo; porque es la forma de respuesta frente a todas las situaciones cotidianas, pero ¿cuándo se puede convertir en un problema y qué podemos hacer para superarlo?
Primero se debe identificar los dos tipos de estrés:
• El estrés normal o eustrés, es la forma común de presión ante situaciones cotidianas como el trabajo, la familia, la pareja o los hijos. También cuando se inicia un trabajo o ante el nacimiento de un hijo y todas las implicaciones que esa situación conlleva.
• El estrés negativo o distrés, cuando la presión supera el equilibrio del organismo causándole fatiga, mayores niveles de ansiedad, de irritabilidad o de ira, por ejemplo, cuando a las cargas normales se suman las deudas, el pago de tarjetas, la falta de trabajo, entre otras, hace que el organismo empiece a producir sustancias químicas llamadas corticoides por las glándulas suprarrenales, cuyas funciones normales son: regular el metabolismo, el sistema inmune, la inflamación, sin embargo, cuando se producen en cantidades excesivas, desgastan las células del cuerpo hasta que este colapsa.
Cada individuo tiene su forma de responder ante situaciones de presión, existen personas que a la mínima carga se estresan y enferman, en cambio, hay otras que pueden soportar elevadas formas de presión sin presentar cambios en su forma de ser, ni en su organismo.
El estrés se convierte en un problema cuando el comportamiento del individuo cambia, por ejemplo, la persona se vuelve intolerante o irritable afectando el entorno familiar o el ámbito laboral con los compañeros de trabajo, además, el organismo también manifiesta cambios, como la presencia de dolores a nivel de los hombros o a nivel del cuello, ardor en el estómago, fatiga excesiva en la mañana con una sensación de no haber descansado, entre otros.
Esto sin duda daña las relaciones interpersonales y la salud.
Entre las acciones que permiten superar el estrés negativo están:
• Autoconocimiento, es decir, comprender hasta dónde se puede llegar, hacer un inventario de las cargas que generan mayor presión es una buena forma de iniciar.
• Organizar las responsabilidades es imperativo; en la familia: el llegar a acuerdos y establecer reglas permite bajar las cargas y responsabilidades, de igual forma, en el trabajo, el reconocer qué tanto se puede hacer, sin afectar la vida familiar llevando trabajo a casa con la excusa de que existe el compromiso de cumplir todos los objetivos planteados.
• Actividad física; hay un sinnúmero de estudios que han demostrado que el ejercicio disminuye considerablemente las cargas, no solo los físicos, sino también los de relajación, meditación, incluso la oración, permiten entender cuál es el margen de tolerancia para manejarlo de mejor manera, en beneficio de uno mismo y su entorno.